- ¿De verdad los ciempiés tienen cien patas? Parece ser que nunca ha aparecido un ejemplar que tenga ese número exacto. De hecho, la cantidad de patas varía entre 15 y 191 pares.
- Las avestruces no entierran su cabeza ante el peligro. Fue el historiador romano Plinio, el primer viajero que vio a estos animales, quien creó este mito. Pero en realidad, lo que hacen no es ocultarse de los intrusos, sino cavar con sus picos los hoyos que servirán de nidos para sus huevos.
- Existen más de tres estados de la materia. Todos aprendimos en el cole aquello de sólido, líquido y gaseoso. Pero nos rompieron los esquemas cuando los científicos descubrieron un cuarto: el plasma. Actualmente hay quince estados, sumando a los ya conocidos otros de nombre rimbombante, como perfil de ionosfera, condensado de Bose-Einstein… aunque algunos de ellos solo se han detectado en condiciones experimentales extremas.
- ¿Cuál es el país en el que viven más tigres de bengala? La India parece una respuesta evidente, pero no es correcta. Hace un siglo, en la patria de Gandhi podían vivir 40.000 ejemplares, pero actualmente solo quedan unos 4.700. Sin embargo, Estados Unidos se ha convertido en la nueva patria de este depredador, ya que unos 12.000 tigres viven repartidos entre los zoos públicos y privados.
- Marte no es de color rojo. Podría ser marrón, naranja o amarillo, porque realmente aún desconocemos el auténtico color de su superficie. Lo que sí se sabe es que el aspecto rojizo que presenta al verlo por el telescopio se debe a la acumulación de polvo en su atmósfera.
- Dormir rodeado de plantas no es peligroso. De noche, los vegetales consumen oxígeno y liberan anhídrido carbónico, que es perjudicial para la salud. Pero lo hacen en cantidades tan pequeñas que habría que dormir rodeados de un auténtico vergel y en una estancia herméticamente sellada para que fuera nocivo.
- Graham Bell no inventó el teléfono. Fue el italiano Antonio Meucci quien, en 1870, instaló un dispositivo de telecomunicaciones entre el sótano y el dormitorio de su casa de Nueva York. Presentó una solicitud de patente, pero la perdió al no poder pagarla. Finalmente, Bell perfeccionó el invento y lo patentó. Pese a eso, el Congreso de EEUU aprobó en 2002 una resolución que reconocía a Meucci como "padre" del teléfono.
- El champán es ¡Alemán! Aunque se atribuye su invención al monje francés Dom Perignon, lo cierto es que un siglo antes los burgundios, un pueblo germano, ya conocían esta bebida. Fueron ellos quienes la llevaron a Francia. Eso sí, a fray Perignon le corresponde el mérito de haberla refinado.
- Y los camellos vinieron de América. Ni del Sahara, ni de Asia. Los fósiles aparecidos en el desierto de Sonora (Arizona) demuestran que los camélidos proceden del actual territorio de EEUU y que emigraron a Eurasia por el estrecho de Bering. Los primitivos camellos americanos tenían el tamaño de ovejas y se extinguieron hace 13.000 años, víctimas de una glaciación.
- Tenemos menos cerebro que una hormiga. Si lo medimos en relación a nuestros respectivos tamaños, la verdad es que este insecto nos gana por goleada. Su cerebro solo pesa 0,3 mg, pero representa casi el 6% de su peso total, mientras que el humano, aunque ronda los 2 kg, equivale al 2% del total. Pero ellas solo tienen medio millón de neuronas, y nosotros llegamos a los 15.000 millones.
- El Everest no es la montaña más alta del mundo. La mítica cima tibetana mide "solo" 8.848 m. Poco, si lo comparamos con el Mauna Kea, un volcán hawaiano que emerge en medio del Pacífico. Sobre el nivel del mar sobresalen 4.205 m, pero la mayor parte de su estructura (6.000 m) se oculta bajo el agua. Por eso, su altura total medida desde su base submarina es de 10.205 m. Casi 2.000 más que el Everest.
- Marco Polo nació en territorio croata, y no en la ciudad de los canales. Vino al mundo en la isla de Korchula, que pertenece a Croacia, aunque en su época estaba ocupada por tropas al servicio de Venecia.
- Un día real dura más de 24 horas. La ciencia ha acuñado como medida de tiempo una unidad artificial llamada "día solar medio", cuya duración, efectivamente, es siempre de 24 horas. Pero la duración de lo que los astrónomos llaman un "día solar verdadero" varía a lo largo del año, y puede llegar a alcanzar las 24 h y 4 minutos.
- Mozart no se llamaba Amadeus. Su auténtico nombre era Joannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus Mozart. ¿De dónde viene, entonces, lo de Amadeus? Un príncipe prusiano quedó tan impresionado por la música del joven compositor que le rebautizó cómo Wolfgang Gottlieb (vocablo alemán que significa "amado por Dios"). A Mozart le pareció una cursilería, y se burlaba de la anécdota en cartas escritas a sus amigos: "Ahora tendréis que llamarme Wolfgang Amadeus", traducción latina de la palabra germana.
- Los tulipanes holandeses realmente son turcos. La flor nacional del país de los diques es originaria del territorio otomano. Fue introducida en Occidente en 1544 por un viajero austríaco llamado Ogier Gislain. Pero fue un jardinero vienés, Carolus Clusius, quien llevó en 1593 los primeros bulbos de esta planta a Holanda, cuando fue requerido para cuidar las plantas del palacio real.
- Las películas no están hechas de celuloide. Los filmes se fabrican con acetato de celulosa. Este ingrediente no forma parte del celuloide, material plástico compuesto por nitrato de celulosa y alcanfor.
- El auténtico puente de Londres está en Arizona. En 1968, el London Bridge estaba muy deteriorado. Pero, dado el coste de la restauración, las autoridades de Londres prefirieron venderlo al millonario americano Robert McCulloch por veinticinco millones de dólares. El magnate lo trasladó piedra a piedra a Lake Havosu, en Arizona.
- Los toros no se alteran al ver el color rojo. De hecho, ni siquiera pueden distinguirlo, ya que estos animales son daltónicos y solo son capaces de diferenciar el blanco, el negro y algunos tonos de grises. Por eso, daría igual de qué color fuera el capote del diestro, porque lo que realmente enfurece al animal son los movimientos que el torero realiza con dicha capa.
- Santa claus es turco. Pese a que la tradición lo pinta con un trineo rodeado de renos y viviendo en un entorno casi polar, en realidad, San Nicolás de Bari, el santo en el que se basa la leyenda de Papá Noel, nació en Licia, en la actual Turquía.
- La penicilina no la descubrió Fleming. Fue Ernest Duchesne, estudiante del Instituto de Medicina Militar de Lyon. Treinta y dos años antes que Alexander Fleming, el francés encontró un hongo con la propiedad de matar bacterias. Desafortunadamente, las autoridades científicas de la época no le hicieron caso, y su hallazgo cayó en el olvido hasta que fue redescubierto por el investigador británico.
- El agua sí tiene color y sabor. Únicamente el agua destilada resulta completamente transparente e insípida. Pero tanto el líquido potable como el del mar tienen en su composición iones de sales que le confieren un tono azulado muy leve. Además, la presencia de esas sales y de gases disueltos en ella, como el CO2, le confieren un sabor refrescante y cuasi dulce.
- Y también hierve a menos de 100ºC. Efectivamente, esa es la temperatura de ebullición del agua, pero siempre que nos encontremos al nivel del mar. Cuanto mayor sea la altitud, esa frontera de ebullición disminuye, y en lugares de alta montaña el agua hierve a una temperatura menor. De hecho, en el Everest lo hace al llegar a solo 71ºC.
- La receta del pollo masala es escocesa. La crearon los fusileros escoceses destinados en la India al mezclar el pollo especiado típico de aquel país con salsa de tomate y nata.
- El alcohol no mata neuronas. Fue a finales del siglo XIX cuando los movimientos de abstemios y a favor de la templanza hicieron circular la idea de que el alcohol destruye el tejido cerebral. Lo cual es cierto, pero solo en los casos de alcoholismo y tras años de padecer la enfermedad. Pero una investigación conjunta de la Universidad de Auckland y del Instituto Médico de Goteburgo demostró que el consumo ¡moderado! de alcohol no producía ningún daño neuronal.
- Y la vía láctea tendría que llamarse vía alcohólica. El nombre de Vía Láctea viene del latín, y significa "camino de leche", ya que, según la mitología griega, fue originada por la leche surgida del pecho de la diosa Hera. Evidentemente, hoy sabemos que no está hecha de leche, aunque sí, en parte, de alcohol, ya que los astrónomos han descubierto en su interior una gigantesca nube de metanol de 400.000 millones de kilómetros.
- El animal más largo del mundo no es la ballena azul. Aunque se han encontrado ejemplares de estos cetáceos que alcanzan los 33 m de longitud, le gana la partida el Lineus longissimus, una especie de gusano que llega a alcanzar hasta los 40 metros de longitud.
- El auténtico número de la bestia es el 616. O sea, que si tu sobrinito Damien tiene un 666 tatuado en la nuca, no tienes que preocuparte de nada. Porque los investigadores del Ashmolean Museum de Oxford volvieron a estudiar los papiros de Oxyrhynchus, que contienen el texto original del Apocalipsis de San Juan, y han descubierto que se habían cometido errores de traducción en la versión que conocemos. Entre ellos, confundir el número 616, que es el que cita el apóstol como marca del Anticristo, con el 666.
- El universo no es de color negro. Aunque cuando lo miramos nos parece tan oscuro como la noche, en 2002 dos astrónomos de la Universidad Johns Hopkins, Karl Grazeburg e Ivan Baldry, sacaron un promedio de los colores emitidos por la luz de 200.000 galaxias. Y llegaron a la conclusión de que el dominante en el Universo es (con mucha diferencia) el beis.
- San Patricio no era irlandés. El patrón de la patria de los U2 no nació en la Eire esmeralda, sino en Escocia, en el año 387, pero fue raptado por unos piratas cuando era adolescente y llevado a Irlanda, donde lo vendieron como esclavo.
- Bugs Bunny en realidad es una liebre. Aunque se lo conoce como "el conejo de la suerte", este personaje de dibujos de la Warner pertenece al género Lepus, cuya principal diferencia con los conejos es que tienen orejas y ojos más desarrollados. Su creador, Tex Avery, lo tenía muy claro, ya que la primera aventura de Bugs se titulaba La liebre salvaje. Pero empezó a decir que era un conejo para esquivar una demanda de otro dibujante, David Hare, quien le acusaba de haber plagiado al personaje de su corto La tortuga y la liebre.
- El béisbol no se inventó en Estados Unidos. Por asombroso que parezca, la cuna de este deporte es Cuba. Las crónicas de los primeros marinos españoles que llegaron a la isla en 1492 relatan que vieron a los nativos practicar un juego llamado batos, que consistía en golpear una bola de resina con un leño de madera, aocmpañado de una danza llamada areito.
- En el desierto más grande del mundo hace frío. Tendemos a identificar el desierto con calor, y pensamos que el Sahara es el más grande. Pero ese honor le corresponde a la Antártida. El Polo Sur tiene una extensión de catorce millones de kilómetros cuadrados, cuyo promedio anual de lluvia es de 5 mm (un milímetro de lluvia equivale a un litro por metro cuadrado), frente a los 127 mm anuales que registra el Sahara.
- En el vudú no se pinchan muñecos con alfileres. Esa práctica pertenece a la brujería europea. En la antigua Grecia, los magos usaban unos amuletos con forma humana llamados kolossoi. La costumbre de clavar en ellos alfileres para maldecir a sus víctimas la comenzaron las brujas medievales, si hacemos caso a lo narrado por el rey Jaime I de Inglaterra en su obra Demonología (1603).
- El whisky procede de china. Aunque les duela a los escoceses, es una bebida de origen oriental, traída a Europa por un monje irlandés llamado John Corr.
- Y la falda escocesa realmente es irlandesa. Los habitantes naturales de Escocia eran los pictos, esos guerreros que pintaban su cuerpo de azul. Pero, según el historiador Hillaire Belloc, el kilt, la tradicional falda a cuadros, la introdujeron los escotos, otro pueblo emigrado desde Irlanda.
- Aristarco de Samos se adelantó a Copérnico. Porque este sabio griego (310-230 a. de C.) fue el primero en sugerir que la Tierra giraba alrededor del Sol. Dejó constancia de ello en un tratado titulado De revolutionibus caelestibus.
- El oxígeno y el agua no son los elementos más comunes de nuestro planeta. Es un mineral llamado perovskita (CaTiO3), formado por óxido de calcio y titanio. La razón de que haya tanto es que los científicos creen que la mayor parte del manto y el núcleo terrestres están formados por este compuesto. Hasta ahora ha sido imposible confirmar esta hipótesis, pero los expertos fundamentan sus deducciones en el análisis de los restos procedentes de las erupciones volcánicas.
- El cerebro no es gris. Al menos mientras estamos vivos. Dicho órgano está formado por materia blanca (una proteína grasa llamada mielina) y tejido gris (que contiene las neuronas); pero esos nombres son metáforas que no describen el auténtico color del cerebro, que es rosáceo por la profusión de vasos sanguíneos. La falta de riego hace que se vuelva gris oscuro al morir.
- Las islas Canarias deben su nombre a los perros. Y no a cierta especie de pájaros. Según el historiador Plinio el Viejo, fueron bautizadas con ese nombre (derivado del termino latino can, perro), en honor a dos mastines que los hombres del Juba de Mauritania capturaron allí, durante una expedición en el año 40 a. de C.
- El primer animal en el espacio no fue la perrita Laika, sino una mosca de la fruta que los americanos enviaron fuera de nuestra órbita en un cohete V-2 capturado a los alemanes.
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